miércoles, 8 de junio de 2016

Flor de la épica de la complejidad




Presentación de artistas mexicanos del libro Splendor de Enrique Verástegui. 
Daniel Godínez Nivón y Javier Hernández (amaestrador de pájaros)

Flor de la épica de la complejidad.

Buenos días hoy vamos presentar el libro de Enrique Verástegui, Splendor, por segunda ocasión en la Ciudad de México. Esta vez vamos a mostrar a ustedes algunas experiencias que brotan desde la lectura del libro y hacen que su poesía se ramifique en nuevas realidades.

Quién es Enrique Verástegui.

Es poeta, ensayista, filósofo, cuentista, novelista, dramaturgo, guionista, físico, lógico y matemático. En la década de los setentas fundó el Movimiento “Hora Zero” junto a los poetas: Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Jorge Nájar, Enriqueta Belevan y Carmen Ollé. Con su primer libro, En los extramuros del mundo (1971), se erigió como uno de los más importantes poetas de Latinoamérica.
Entre sus libros de poesía destacan: En los extramuros del mundo, Leonardo, Angelus novus (Tomo I), Angelus novus (Tomo II), Monte de goce, Taki onqoy, Albus, Ensayo sobre ingeniería, El Teorema de Yu, Teoría de los cambios y Splendor. De sus libros de filosofía, mística y lógica: El motor del deseo, La máquina del poema, Sociedad para la liberación de las rosas, El modelo del teorema, Curso de matemáticas para ciberpunks, El cambio del milenio, La síntesis metaquímica, Apología pro totalidad. Ensayo sobre Stephen Hawking, Tratado sobre la Yerbaluisa, Yachay Hanay, seguido de tractatus lógico matemáticus, Albus.  El libro de teoría poética El análisis de la poesía y las novelas: Terceto de Lima, Sueño de una primavera de Occidente (inédito), La balada del bandolero Luis Pardo. Homenaje a Shakespeare (inédito), Teorema del anarquista ilustrado y La máquina del crepús/culo. También ha escrito cuentos, diarios y guiones para cine y video.
Recibió la beca Guggenheim en 1976, que le permitió viajar a Barcelona, Menorca y París, donde llevó cursos de Sociología de la literatura en la Ecole de Hautes Etudes en Sciences Sociales. Está casado con la escritora Carmen Ollé con quien tuvo una hija: Vanessa Verástegui Ollé. En el siglo XXI también ha recibido numerosos reconocimientos tanto por las instituciones como por los jóvenes. Está considerado por la crítica peruana e internacional como uno de los mejores exponentes de las letras en el Perú. En palabras de José Pancorvo: “Está el Verástegui de la brillante obra juvenil que sigue siendo la más popular. Está el Verástegui que sube a un vuelo de mucho mayor cota, pero de pronto se ve incomprendido y solitario en su espiral ascensional. Su alta mente de gran poeta ha encontrado horizontes realmente sublimes en la confluencia de la intuición filosófica con la matemática y la poética. Como casi todos estamos inmersos en el empirismo y racionalismo que nos enseñan en el colegio y en los medios, pensamos que es una divagación. Todo lo contrario. Las referidas intuiciones poético-metafísico-matemáticas de Verástegui son saetas dirigidas al meollo de la realidad. A lo que está detrás del aparente caos móvil, aparentemente post-ético, aparentemente insoluble, del mundo actual. Y Verástegui viene con sus intuiciones a rescatar la visión de las realidades mayores, haciendo geniales aportes de conocimiento". [1]


Introducción a Splendor.

Para atrapar instantes en la lectura de un libro inmenso e intenso como éste me parece necesario desplazarnos serena y valerosamente desde la conclusión de En los extramuros del mundo (1971), hacia un camino venturoso, solitario, pero concurrido en el pensamiento. Este camino lo comenzó a recorrer Enrique a los 23 años cuando empezó el primer libro de Splendor: Monte Goce y llegó su culminación cuando tenía ya 45 años y concluyó Albus, el cuarto y último libro de Splendor. El proyecto total de esos 22 años de escritura constante, que va entre Europa (donde el autor estuvo gracias a la beca Guggenheim) y Perú (a donde el autor regresa en la década de los ochentas) se llamó Ética. Ética se convertió después de casi veinte años en Splendor (1ª  edición, 2013), que es el nombre de un ave rara de la literatura latinoamericana.
Del autor ya conocemos que por su calidad poética o metafórica es “uno de los mejores exponentes de las letras en el Perú”, pero el avance de Splendor es imparable y va más allá de los halagos literarios; arranca con un pie en la experimentación, camina con otro en las tradiciones poéticas de los trovadores y la poesía filosófica, y luego avanza impregnándose de los discursos políticos y filosóficos del siglo XX sobre la liberación del cuerpo y el nomadismo; en su trayecto también se detiene para investigar el I Ching y los textos herméticos rosacruces. Finalmente, Splendor se convierte en un libro de iniciación a la sabiduría y el testimonio del voto por una nueva historia de la conciencia en Occidente. Uno de sus mayores propósitos es generar un campo de acción que amplíe nuestras posibilidades de dicha, un nimbo alrededor de la vida propia. Por esto, Splendor es un proyecto que evoca la tradición de la transformación dorada de la vida sin límites, sin fronteras, la que supera los dualismos: el esplendor de ser en lo continuo.
El sujeto múltiple, o colectivo que libera su voz en Splendor, por su parte es culto y popular, habla con múltiples voces. Algunas de esas voces las conocemos por la tradición europea ilustrada, son las del filósofo, el cronista, el matemático y el místico. Pero también están el luchador social indígena, la joven universitaria, el padre que todas las mañanas lleva a su hija al colegio (momento cuando le aparece una revelación), el programador de computadoras y el maestro en mecánica de tornos. Cada uno de ellos recibe en su corazón y mente la sabiduría.
El libro de Splendor, para mí es un libro del habla de las distintas sabidurías. Esto es lo que cala en su profundidad.  La sabiduría es un camino que permite por una parte rendir homenaje a la memoria, y por otra alumbrar nuevas convicciones históricas, sociales, filosóficas, científicas, literarias y lingüísticas. Crear una poesía que toca, explora y alcanza el éxtasis de la sabiduría, “Sophia”, es la vía de Enrique Verástegui para cruzar los mundos intelectuales y alcanzar la plenitud de las sensaciones con la divinidad propia.
Splendor, contiene y alberga múltiples géneros literarios y técnicas. Algunas de sus secciones contienen el sermón, el manual, la epístola, el diagrama, el teorema y otros más. Hay múltiples facetas y cada una de ellas mantiene un frente intertextual distinto: la polémica, la reivindicación, el sueño y la utopía. Por esta capacidad retórica, Splendor es también un amplio ejercicio crítico, un sano ejercicio para las ideas de nuestro siglo.

Sobre los 4 libros de Splendor.

Splendor se divide en 4 libros. Aquí una posible caracterización a grandes rasgos:

Monte de goce –Sabiduría del cuerpo
Taki Onqoy –Sabiduría de la historia
Angelus Novus –Sabiduría de la belleza
Albus –Sabiduría de la religión

Reunir en esta edición los cuatro libros de Splendor significó el reto de amalgamar la visión del autor a la edición impresa. Las ediciones previas en el Perú, de cada libro por separado, hablan ya del proyecto integral de Enrique. Cada una de estas valiosas ediciones (ahora ejemplares de culto) abrió las posibilidades para realizar la presente edición (por ello expreso mi gratitud a cada uno de los esforzados editores). A esto se suman las valiosísimas anotaciones y correcciones que hizo Enrique al libro y que le dieron finalmente el estremecimiento de lo vivo, el horizonte mágico al que se dirige el libro. 
Esto quería mencionarlo porque pasar la página concluyendo que Verástegui es uno de los mejores poetas del continente, con un estilo poético culto, polifónico y combativo limita el nivel de análisis de lo que es un motor, una visualización angélica, una flor cósmica. Ampliar, polemizar o incluso demeritar la destreza estilística de Splendor podría ser la visión del reseñista académico. Pero entender la “sobrenaturaleza” de los textos de Enrique Verástegui es la tarea de sus lectores más gratos.
Y entonces, se nos ocurrió un evento como este. Nuestra propuesta fue que los invitados se aventuraran a la co-creación del texto. Entendemos que el texto no es una cosa. El libro, apenas es el filo de lo concreto a una realidad más amplia, que está aquí mismo y es ésta. Es como la puerta de los ojos, que al abrirse muestra un río, un río misterioso como el lenguaje, un río alquímico de la naturaleza de las estrellas. Entonces, cuando se aprecia la naturaleza de este río, la soberbia literatura (moderna) se desinfla y entramos a la visión serena del territorio sin fronteras del texto. Allí sus aguas nutren la vida, allí las letras están constantemente emergiendo como nuevas flores y, a veces, comunidades. En las orillas de este fenómeno maravilloso brincamos, cantamos y escuchamos una conversación, la cual poco a poco va aclarándose. Las mil páginas de Splendor, no cabe duda, son como los mil pétalos de una flor, los ríos que tributa Latinoamérica a otras lenguas. Geografías que este breve espacio nos limita continuar.
Finalmente, sostengo que la voz de Splendor tiene fe en el hombre. Esta fe otorga la visión que discierne sin engaño y la difícil responsabilidad, que tienen los grandes hombres y artistas, de cultivarla día con día. También es la causa de las punzantes críticas de los cómplices de la derrota y la ignorancia a quien desea innovar el espíritu humano. Tradición e innovación, polémica y celebración se encuentran en la tensión del libro, pero la tensión que vibra acompaña el canto de los libros sabios. Una justa lectura sólo se alcanza calando la profundidad de lo propuesto con el renacimiento en uno mismo. El renacer o como dice la metáfora el florecer del cuerpo, la mente y el universo. Y nada se pierde y mucho se gana.

Lo celebro.

Yaxkin Melchy Ramos
Ciudad de México
Mayo-Junio, 2016.


Alejandro Gómez-Arias

Irasema Serrano
Sonorización de poema de "Monte de Goce"  Fernando Vigueras y presentes

Cartel del evento, biblioteca Aeromoto
Ciudad de México



* Fotografías de Pamela Campa y Lucía Cervantes


[1] La presente semblanza está basada en la información de la página del autor en Wikipedia. “Enrique Verástegui” en Wikipedia, [en línea] https://es.wikipedia.org/wiki/Enrique_Ver%C3%A1stegui  (consultado el 8 de junio del 2016).

miércoles, 8 de julio de 2015

DOS MIL CABEZAS: POESÍA Y ESQUIZOFRENIA. SOBRE LA GENERACIÓN DE LOS 90 EN ESPERA DE LOS NIÑOS 2.0.


 Los jugadores

Selección y nota introductoria: Manuel de J. Jiménez.

En México se ha popularizado una frase para describir los ímpetus artísticos: “Levantas una piedra y salen poetas”. La hipérbole siempre se atribuye a varios poetas mayores para criticar la trivialización de la figura (con mayúscula) del “Poeta”. Sospecho que en realidad esa piedra forma parte de la tradición oral no sólo mexicana sino latinoamericana que busca denunciar la proliferación de “pseudo-poetas” en las custodiadas tradiciones. Escuché frases similares en Chile, Perú y Cuba. Pero ¿quiénes se esconden bajo una piedra? Insectos, gusanos, cangrejos y lagartijas. Todas estas criaturas sumamente poéticas. Más allá de mofarse de las aspiraciones poéticas de muchas personas, la imagen puede vincularse con el carácter subterráneo o furtivo con el que los poetas o, mejor dicho, los círculos poéticos se desarrollan y dispersan. Ante el movimiento o la localización de los nidos, los poetas pierden el control y mudan a otra piedra (artefacto).
Muchos críticos y criticones dirán que son los poetas más jóvenes quienes pululan sin credenciales por los recitales y ediciones “basureras”, carentes de los sedimentos propios en la profesión. Esos guardianes de las letras dirán también que para satisfacer el alumbramiento de un “Poeta” es necesario (como requisito sine qua non) que la persona en cuestión sea primero un “poeta joven”, es decir, alguien que es aprendiz y se está curtiendo en los duros menesteres del verso y la metáfora. ¿Cómo se logra esto? Con sacrificio, lecturas cuidadosas, años de “horas nalga”, talleres y, en el mejor de los casos, bajo la tutela de un poeta mayor. Incluso, ya en un afán extremadamente formalista, los criticones asegurarán que es necesaria una formación académica en Letras para conocer de teoría literaria y herramientas conceptuales. Esto, en pocas palabras, son los prerrequisitos (técnica y trayectoria) para la aceptación gremial, que pueden ser entendidos desde la antropología como una serie de ritos y formas que comparten varias tradiciones poéticas. Si verdaderamente de una roca salen poetas para diseminarse por el mundo, reproducirse y crear escuelas, colectivos o grupos, lo interesante aquí será ver de qué material es esa roca y cómo encierra o blinda a esas criaturas locuaces. La piedra, en esta aproximación externa, es simbiótica con el poeta (molar-molecular).
Pero desde un punto de vista interno se observan a su vez otros flujos de legitimación y autentificación entre los nuevos poetas, sobre todo, en aquellos que nacieron en la década del noventa del siglo pasado. El 10 de noviembre 1989 cae el muro de Berlín y con él se desquebraja toda una cosmovisión binaria. En ese sentido, las personas que nacen a partir de 1990 ya no percibirán más las tensiones simbólicas que ocasionaba la confrontación entre el sentido comunista versus el sentido capitalista. Aunque ambos aparatos de capturas se reducen a un modo de ser a favor o en contra del capital –lo que se conoce como perspectivas capitalísticas– lo cierto es que el horizonte se modificó sustancialmente a partir de esta fecha. El Capitalismo Mundial Integrado, los procesos de globalización y la hegemonía neoliberal produjeron subjetividades más monistas y articuladas. Así, para esta nueva generación de seres humanos, se confeccionó una serie de agenciamientos que van desde el internet post-enciclopédico, la música dúctil del mp3 y mp4 (a diferencia del cassete y el cd de las generaciones anteriores) o la sociabilización virtual de los chats y después las redes sociales. En la literatura, el primer agenciamiento capitalístico fue crear un movimiento culturalmente mercadológico que emulara con creces los movimientos del s. XX: la Alt Lit. La técnica es precisamente la incorporación artificial y brumosa de un conjunto de escritores que comparten rasgos comunes, sin someterse a la rigidez de un manifiesto ético-estético. La metodología es el despliegue de un aparato mediático que va desde editoriales hasta blogs y notas de prensa. A pesar de ello, ¿qué hace y quién es la Alt Lit? Nadie da respuestas y pocos quieren responder el juego. La Alt Lit procede por divergencias y ambigüedades. Hay que ver cómo funcionan sus reglas.
En fin, el punto que quiero subrayar es el siguiente: los poetas nacidos en los años 90 están expuestos a estas tensiones externas e internas que por supuesto no son exclusivas de su edad. El riesgo es quedar deformados por las fuerzas que a veces chocan entre sí sin considerar el rostro del poeta. En México han aparecido ya algunas antologías, panorámicas o libros colectivos que incluyen a poetas nacidos en los 90. Más allá de las que se preparan o algunas muestras en revistas e internet, considero 3 libros que destacan: Los reyes subterráneos (La Bellas Varsovia, 2015), Poetas parricidas (Cuadrivio, 2014) y Astronave (UNAM-UANL, 2013). En la primera antología, cuya selección estuvo a cargo de Elena Medel y Luna Miguel (estrella poética de la Alt Lit que a mi parecer es la única reconocida entre varios poetas hispanoamericanos por el núcleo anglosajón del movimiento), constituye una buena selección en lo que a nombres se refiere (admito no haber leído aún Los reyes subterráneos). Sin embargo, lo preocupante es el agenciamiento capitalístico (que puede mediana o ampliamente coincidir con la Alt Lit) con el que se levanta este libro desde una lectura europea a manera de visor de la poesía mexicana reciente y la composición de un catálogo fijo. Esto para nada quita el mérito de las antólogas en cuanto a su selección y visión de la poesía mexicana desde afuera. En ese sentido es un placer que la editorial española se entusiasme con lo que hacemos al otro lado del charco. La otra muestra es Poetas Parricidas que me parece un libro precipitado a diferencia de la recepción generalizada como material precoz o prematuro. Más allá de la crítica común que ha tenido por la paradoja del “parricidio” (el libro es el resultado de una convocatoria abierta con la posterior selección y presentación por poetas mayores), el libro resulta una lluvia de lugares comunes, salvo contadas excepciones. Me parece que Poetas parricidas debió esperar unos años más, no por los poetas sino por las poéticas.
Finalmente toca hacer un poco de distancia y mencionar algo sobre Astronave. Quiero en primer momento comentar, como lo hice a finales de 2012 en el prólogo, que no consideré nunca el libro en una versión acabada y por supuesto se incorporaron y reconfiguraron nuevas voces en el mapa. Igualmente confieso que si hoy volviera a hacer esa panorámica, cambiaría 3 nombres. No más, porque estos ejercicios antológicos se distinguen por comprometerse con cada una de las poéticas. Sírvase entonces esta pequeña muestra como un post scriptum o viaje diferido de la Astronave. Admito que a esta misma selección se le pueden añadir nombres como Abigail Rodríguez Contreras, Augusto Sonrics o Alejandro Vázquez Hernández, etc. La selección es de 5 poetas que no aparecen en el cuerpo de Astronave más una pequeña adenda de Daniela Rey Serrata. Paso entonces a la lectura: levanta esta piedra y saldrán poetas.



OMAR JASSO (ESTADO DE MÉXICO, 1990)

SELAH

Reposo en mi corazón como mi muerte,
he perdido mi cuerpo, empuñadura de los sueños oscuros,
bandera silenciosa que prodiga su secreto y se amotina en las frentes de los labradores.
Me adentro en los látigos de la luz que impele a todo lo mudo a edificar un árbol que lo juzgue y me vierto en las ánforas y sobre tu corazón me vierto,
donde se aplaca la tiniebla es un pájaro que bebe las goteras que llegan hasta mi ojo transparente
pero los grillos prosiguen con su mutilación que ampara la madurez de los racimos de la sangre,
del silencio donde las hierbas sonámbulas se tienden como manos inhospitalarias,
y yo me aflijo porque en mis labios no caben los pechos peregrinos de una joven
y lleno de terror y hambriento arranco los ojos de los ídolos para jugar con ellos en el vientre de la joven.

Estoy sordo pero sé de memoria las canciones deshonrosas del incienso y sé también sus manos como ausencias que se abren sobre los pájaros que son mentiras sagradas,
los pueblos vacilan arrojados a su ojo leproso mientras los bueyes aran la maraña de lenguas que rasgará la costra de la tierra y besará su propio cuerpo como un cielo.
Estoy sordo pero he esclavizado la luz para que escriba sobre el mar los sueños de todos los traidores,
ahora que todo es verdad talo los árboles del tiempo inasequible hasta encontrar un árbol que no sangre,
que la balanza sea y su lámpara prófuga de seres, y el pan vertiginoso con que el trigo corona su desdicha.

Sé de la paciencia del animal que adormece a los niños en los tembladerales, donde oscuros milagros cicatrizan y mantean la cruz espléndida del fuego,
sé de la soledad de los eléboros cuando apócrifas manos los denuncian en medio de la noche
y de su quemadura como un sexo perdido donde las piedras no se satisfacen.
Marchan los médanos dormidos y los peces como litorales del mar que los arraiga,
yo conduzco los labios de mi pueblo sobre un muerto que la niebla lleno de dolor devana
y los hago cruzar sobre lebreles a través de mis brazos que sostienen las infancias misteriosas:
unto mi cuerpo sobre el tuyo como la madre que con su mano suave intenta sanar una herida
pero yo sé que no hay solución para la hierba ni para los metálicos artífices del gozo y del chubasco,
así que a los desengañados de la muerte los desengaño de la vida;
mientras los hongos exhalan largamente el choque de las rocas me arrulla desde el tiempo
y cuando estoy dormido una niña se afana en arrancar mis párpados lejanos.

Canta para mí el sermón de los amentos, canta pues los perfumes nada esperan de las flores que profanan
ni se buscan los sabores en la boca de los niños,
yo arrojaba campanas mutiladas delante de la vida hasta que descubrí que el tiempo no es una agitación de imágenes,
ahora en mis entrañas el musgo huye de todos los pueblos confundidos y hay un duende perpetuo que sabe el nombre contrario de las cosas;
yo te imploro que cantes con tu voz genital el sermón de los sándalos que agranda las mutilaciones de una bestia ahuecada por profundas vestales,
parte los astros todos de los cielos que tan sólo es el viento un hilo donde me deslizo y me rehúso a ser,
parte los astros todos y con su jugo luminoso llena las ánforas que vagan por la tierra en pos de una boca que no pueda beberlas,
cava en mi pecho el camino que conduce hasta ti, úngeme con la bruma de los niños pues me remuerde el beso de las cosas,
y aún los truncos becerros de la aurora me miran como una luz que está de más.

Yo asciendo por el tiempo y en los sépalos anuncio mi parábola como una dulce trampa para moscas,
semejante me dicen como un símbolo al agua, pero mi piel exhausta se adormece en un chorro quemante que danza como los necesitados,
veo a los muebles proclamar su liviandad como crecientes muñones del tiempo,
por el viento rey obligados a atrancar sus visiones en el perpetuo nacimiento de lo estático.
Yo canto y doy la espalda pero no devengo
y alguno me sospecha hurgando en las magnolias como pequeños crímenes.
En la tierra nadie implora por un corazón deshabitado,
para ello han brotado sapos y cigarras que nada tienen que ver con el ojo borroso de los seres,
he dispuesto que los grillos deshilvanen los vientos de la noche
y construyan con ellos la música harapienta.
El sol desheredado por la noche mendiga su puñado de sombras en todo lo que toca,
mendicante también duerme la tierra en lo profundo del tiempo asesinado.

Alguien ha robado mi palabra para regar su sexo como un manojo de ausencias supurantes.
Yo sacaré tus ojos amor mío para que tu cerebro sienta el beso de la sombra, burlaré los contornos procelosos más lejos todavía del tiempo inconjugable.

Esta noche sabrás cómo inclinarte como un emperador ante su propio reflejo desconocido,
aún el aire infinito es inflexible con sus leyes improvisadas,
la libertad es un cerrojo riguroso bajo una llave misteriosa que apenas se pronuncia se vuelve una mentira;
cuando los peces le dejan su alma al movimiento se petrifica el movimiento,
no los peces,
tú que no eres dueño de tus manos crees que están quietas las manos con que ases y desprecias una quietud que no conoces
-la vida es un palacio exorbitante pero yo tengo palacios más extraños todavía-,
yo pongo frente a ti todos los ojos de los seres para que oscuramente los coloques en tus cuencas vacías
y conmigo reirás como un solo loco pues tuya y mía será una sola boca
con la risa moral que no entiende la broma que tantos ladridos impone a los perros,
hoy sin embargo la ceniza se abre paso entre la luz que forja el humo lentamente inhalado por Dios.


MARIANNA STEPHANIA (OAXACA, 1990)

Teníamos veintiún años y
tomábamos postday con la
misma facilidad con que
se toma una aspirina.
Nunca nos hacíamos exámenes
de sangre y cuando llegaban
los rumores de algún amante enfermo
salíamos despavoridas a
comprobar nuestra suerte. 

Estábamos acostumbrados a ese juego,
excepto las que todavía eran vírgenes
y algunos que inexplicablemente
practicaban la monogamia.
Tuvimos sexo con hombres
hermosos y tristes, sin sospechar
que en el deseo de la carne
se oculta 
la muerte. 

Teníamos veintiún años y creímos que
seríamos siempre jóvenes, 
hasta que las amigas 
comenzaron a casarse,
a tener hijos,
a hablar de dos o tres temas,
a volverse grises, 
pálidas,
como si estuvieran muertas. 

Se nos acabaron las excusas de la inexperiencia
y aún así seguimos cometiendo los mismos errores.
Dormíamos con un rumor incesante, persistente,
recordándonos el pago de las deudas y 
los libros que no teníamos tiempo de escribir.
Pero teníamos veintiún años y aún había
esperanza en los estudios, el trabajo,
o quienes todavía encontraban mérito en ser
becados y olvidados poetas. 

En el fondo no queríamos nada de eso
simplemente porque no sabíamos querer.
Sólo podíamos ansiar con desesperación
algo de cariño,
alguna amistad,
tres, seis amantes,
y la satisfacción de 
no tener hijos
ni un horario de oficina. 

Hubo quien ya no pudo tenerlos
porque confundió las hormonas
con las mentas.
Se preguntaba el por qué 
mientras gastaba
los ahorros en tratamientos de fertilidad.
Qué pronto se cubrieron de olvido
aquellos hombres
y sus enfermedades. 
 
Al igual que nosotros, nuestros padres
tampoco fueron excepcionales.
Nos dieron todo menos lo realmente importante.
No logramos nada. Nos quedamos a medio camino
entre la locura y la estupidez.
Al final unos se quedaron babeando
en el tedioso proceso de comprarse un auto
o pagar sus deudas.
Los más valientes nunca llegaron a los treinta años.


UNA MAÑANA

No soporto las mañanas como ésta.
Con un cigarro él marca mi cuerpo,
quema su nombre sobre mi espalda.
Y no me ama.
Regreso a casa,
me encierro, leo libros.
Mi madre me dice:
No haces nada,
te la pasas leyendo,
dices que escribes,
pero no te pagan.
Si tuviera fuerzas le contestaría:
Madre: tú predicaste tu amor con el miedo.
Tú incendiaste mi corazón infantil
con el temor a los otros.
Madre: Tú me miras al borde del precipicio
y no harás nada.
Hoy me cosería la boca
para obligarme a este silencio que me atraviesa,
es una flor de fuego en medio de la garganta.
Hoy quiero que me drenen
que se lleven todo lo valioso que aún me queda,
-Tan poco ahora, tan poco-
Con alivio pondría fin a esta gran broma,
Gasolina, cerillos,
La noche llegaría y las llamas serían una promesa.
Mi dolor es la frustración de no poder la luz.
Siempre guardo silencio en mis incendios,
parece que el fuego no nos toca
pero ya estamos ardiendo.


GERARDO GRANDE (DISTRITO FEDERAL, 1991)

LA EDAD ATÓMICA

Poesía de carne y hueso furia y amanecer
Ahora es posible atravesar continentes sin un centavo en el bolsillo
O caminar toda la noche en cualquier ciudad
Con una botella de ron 
Y un buen amigo que se expande por el cielo
Caminar toda la noche
Hasta llegar a ninguna parte
Pero llegar a construir
Cierro los ojos y nos miro en la edad atómica
Chicos hermosos de cabello alborotado
Discutiendo largas horas bajo la lluvia
Ladran junto a los perros de la noche
Los perros que bajo el sol desaparecen
Porque saben que en la oscuridad
Se esconden las flores luminosas de los sueños
En la edad atómica se deja todo
Para lanzarse a los caminos
Y todo está bien
Todo está bien   Todo está bien
La violencia de la que no se escapa está bien
Las heridas de la desilusión están bien
El cáncer del tiempo está bien
El hambre
Los edificios que se derrumban
La lluvia de dos cuerpos encontrándose por vez primera
Labios abiertos
Juegos al filo del barranco
Trifulcas
Todo está bien
Menos la inmovilidad y el silencio
Corre más rápido que la policía
La suma de los errores hace un estilo
Baila   baila
Sobre las ruinas de un país sin nombre
La bandera son los niños destrozados
Las aves cantando su corazón
En el corazón de los árboles
Que miran todo
Aprendimos más en una canción de 2 minutos
Que lo supuestamente aprendido en una escuela
Rostros jóvenes que no crecerán tristes
Porque enfrentan la vida y sus miserias
Y saben que lo más hermoso se esconde en el siguiente libro
En el siguiente acuario
En la siguiente noche
En el siguiente sexo
En la próxima canción
No hay refugio
Un país abierto en los corazones
Así  
en plural
Porque ahora no basta con la sístole y diástole propias
Ahora se suman el palpitar de toda la flora y toda la fauna
Del cielo y del infierno
Todos los poemas
Todas las caricias
Todo cabe dentro
En la edad atómica
Sólo hay dos maneras de vivir
la primera es disfrutar sin parar
la segunda no la conocemos.


I
Nací en un país que se perdió con el tiempo   Mi patria son mis amigos   Las chicas con las que llegué al amanecer   La patria son mis canciones favoritas   Tu lengua en mi boca el deseo el hambre   la soledad   los disparos entre insectos   Mi patria no   Mi patria nunca   Mi patria nunca fue un país con nombre definido   porque el país del que vengo perdió su nombre cuando borró las estrellas del cielo   para alumbrarnos con cabezas de niños que perdió antes de que llegara el amanecer

II
Ese país tuvo una cabellera larga y azul   pero hace tiempo que de tanta vejez perdió las ilusiones   Porque los países también envejecen   Creo que cuando los viejos se quedan sin cabello deberían irse   y que lo triste de ser un país es la inmovilidad   se aumentan las barreras geográficas  barreras mentales   barreras acuáticas   barreras estelares   de sangre y de dioses   Siempre bajo la misma tormenta  

III
En mi camino he visto hombres arrodillados bajo las llagas del sol   chicos de diamante que echan raíces y pelean por un territorio al que no le importan   como no le importa a la lluvia olvidar los sembradíos o descargarse hasta ahogar los frutos luminosos de los sueños   He visto mujeres que ponen el pecho a las balas del hambre y de la pobreza   para después amamantar al futuro y que uno sepa que todo estará bien   todo estará bien   todo estará bien    

IV
La noche arde y desde aquí escribo   escribo lejos de casa    Aprendí que no hay negro y blanco   ni izquierda ni derecha   sólo hay arriba y abajo   y abajo significa estar muy cerca del infierno  

V
Se abre una grieta en mi pecho   si escarban encontrarán un país con la flor en la memoria   verán la danza de los niños que no conocen el sol  Hay cosas que nunca se olvidan como la guerra y la soledad.

VI
Lastima tu rostro de modelo en la sección de sociales
lástima de esta ciudad donde ya no hay espacio para tanto destello
tu rostro asalta las calles bajo la nube de polvo
donde se pierden las llagas del sol
deberías mirar al perro que te observa  
deberías mirar su hocico rabioso
y deberías mirar la rabia en la gente
de vivir estos días
hace tiempo que la belleza se encuentra en otro sitio
y todavía no lo sabes
hace tiempo que la belleza se esconde en un sitio
al que hay que llegar
con el cuerpo desollado
tuerto
y sin dientes
luego de haber inventado
miles de países
miles de poemas
para no caer arrodillado entre las ruinas de esta ciudad


JUAN MANUEL ZERMEÑO POSADAS (NUEVO LEÓN, 1991)

[Storyboard: repliegue instantáneo]

VI. Subirá de tu corazón a tu canto y te habrá purificado a ti el primero.
Gabriela Mistral

Me comprometo a saber borrar.
A preguntar la gran pregunta.           
en medio de un Ave María
o al final del cierre de una boca/ el actor apaga el cigarrillo
trabaja 3 posibilidades básicas:

i.
girar a 360º esa idea de que la literatura son cosas frescas
desperdiciar la Historia y estaciona un verso en dos movimientos.

ii. *
en una situación plenamente hipotética un canon es una dicotomía
sencilla: balance entre monumento de piedra e ingeniería robótica.

iii.
cabe destacar que los puertos marítimos con
mayor cantidad de gaviotas carecen de bibliotecas para aves.

: a través del internet se observa como diferentes íconos
o nuevas voces postburguesas 
-los golden boys-
caricaturescos se autocolorean: llenan libros con letras.

*_ ___ ____ ___ . _____ __ ____ __ _______,
__ _______á_ ______ _ __ ________ .

(Mistral dixit)

en un complejo poético metronormado: la esclavitud existe.
                                   por diferentes
                                   formas u estilo
                                   poco conven-
cionales.
                                  
                                   Cuando no
alcanza la
otra voz,
la comedia
nos parece
familiar.

Quizá,
estamos por
rebasar los
límites.

Quizá
debes comen-
zar a escribir
por el medio.

                                   N                       r
                                     o                  a
                                       m        r
     b  

                                   Co
                                   tod
pala
       mo
         a
          bra.


[Drive: la sinfónica persistencia de un verso bello]

Descarto prosopopeyas metalepsis anagoges
y demás proposiciones del conocimiento formal
José Kozer
a un libro de Eros Alesi perdido

allá en donde el track del piano se lanza solemne al desconsuelo
las cerca de trescientas sesenta y cinco
 noches en que la cama está vacía
en capricho de una dama que se hunde el sol en los labios
varice en la mayéutica pierna enfundada en bota de un Zeus leucémico
las sie7e ex maravillas literarias vuelan tras la morfina de una muerte
dulce sacra ancha cuya intervención verbal  le sigue a la quema
 de Alejandría vuelta velero origami en las orillas del Adriático

ensuciarme el lenguaje con el azul retoque que le da la mar a la voz
entre más abajo se está de ella

mancha de terciopelo escaldando la lengua de un niño italiano
            que en pleno siglo pasado con alevosía y ventaja se llevó  
la sinfónica persistencia de un verso bello

sea pues abogada mía la eléctrica noche en fuga
            noche que descorazonó a un Van Gogh antes del verano
y tras la maldita intervención de la ortográfica corte surreal
            volvió en esfera el prisma
cromáticoversal de las horas en que me asfixio iletrado sin ti


PABLO ROBLES GASTÉLUM (SINALOA, 1992)

22 x 24

te pedí perdón mientras veíamos juntos una pintura colgada en tu cuarto
creo que era tu favorita
pero cada pincelada que descubrías parecía alterar tu pulso
y yo era un pollock con cara de imbécil
los dos en tu cama acostados en una semi posición fetal
separados uno del otro por alrededor de 20 centímetros
cerraste los ojos llorosos y me dijiste que te sentías como en una historia de raymond carver
¿de qué hablamos cuando hablamos de amor? pensé
¿cuál? te pregunté
e inmediatamente supe que las preguntas nunca llevan a ningún lado
te dije que me gustaba la pintura que colgaba en tu cuarto
la catalogué como post impresionismo abstracto
te di otro beso y pedí perdón de nuevo
empecé a actuar como un personaje de raymond carver a pesar de no saber cómo exactamente debía actuar un personaje de raymond carver
mi beso tuvo un efecto menor al que se necesita para realmente decir perdón
entonces me di cuenta que la simbología es un imán gigante
y es mejor no entrar al campo magnético si uno es un clip de metal
las metáforas y la pintura no se llevan bien de la mano
tú tampoco me quisiste dar la mano


SPLENDA ES CASI AZÚCAR Y TÚ ERES CASI PERFECTA

te dejé de ver por mucho tiempo y ya tenías fleco
te veías muy bien
pero creo que no veías tan bien
por poco te tropiezas con tu propio zapato
lucías torpemente atractiva
yo quería hacerte el amor pero tú contestabas mensajes en tu celular
después me diste un beso
te dije que te había extrañado y que sabías a chile habanero
también hay un asterisco en mi forma de quererte
te sentaste en frente y pusiste tus piernas encima de mí
te acaricié mientras me contabas que en parís hacía frío
ya estábamos en la cama
dijiste que ahí conmigo hacía menos frío que en parís
entonces metí mi mano por debajo de tu blusa
y acaricié tu pecho haciendo la forma de un ocho
o un infinito
es la misma cosa
o por lo menos lo creía
hasta que hicimos el amor ocho veces
tal vez no fueron ocho pero sí infinitas
bajé de la cama y me sentí en movimiento
como el marinero que siente la marea aun pisando tierra
dije necesito ir al baño
volteé la cabeza y recordé que tengo una pésima vista
a pesar de no tener fleco
de lejos eras desnuda un van gogh color piel latina
dijiste que me querías y que tenías sueño
te dije que parecías azúcar
y que yo no iba a poder dormir pronto


DANIELA REY SERRATA (VERACRUZ, 1993)

Reapareces / tatuado / lejos y aspirando a ser un norte trascendente en el Golfo.
Cuántico/ Cyborg / fallido rododendro en primavera 
Tamiahua, cangrejero al final y al principio de todas las fases.
Los ábacos, un sinfín de formas en los cráteres de tu dermis y la coyuntura de las hélices.
Pensar, distante…
Pensar en las mantas mundiales y a los que asesinará mi telequinesis.
Una mujer me observa y le odio generacionalmente.
Vivir con una bomba no evitada y construida en mi cabeza.
Jamás vendrá a mí la comunión / pero sí la genialidad y los tanques de guerra.
Invasión y constantes, ojalá mi corazón nunca cobre substancia.
No a los vestidos cristal. Siempre la ejecución. La suela. El cincho con la hebilla encarnada.
Desde los cerros los llantos. Cómo vibraba en la cima, desde entonces nunca pensé en el conocimiento y el padecer.
Yo controlador del futuro / Yo alteración / Implosión estelar / Catarsis que se adhieren como salva de cedro a la laca.



El librero atascado en los rieles /
           Rocoso el monte de las crisálidas
                          [Formulaciones y lomos gruesos
             Poems for the millenium

La caída precipita el derrumbe de un semicuerpo cornado
Acaba el toque de queda y los alambres de púas se zambullen a la mirada del cerro.
Belleza exigua
                                Belleza bicéfala
                                                                Cráter de mi pecho con parvadas de auras

Cinco kilogramos de párpado robado del bolsillo, la baba en la vitrina
Siempre / eterna niña triste remendando camisas para los muñecos de barro
Cueva en cual eremita con el rostro carcomido se halla hojeando madrugadas
Hasta que conocí mis pies que fueron alas / que fueron picos / y después un par de higos en la hierba
Miro cansada el guiño de todos los soles, y los cánceres que brotan en mí como azahares bellísimos