Dice David Meza que Yaxkin es el aire y yo la tierra.
Debo admitir que no entiendo mucho esta situación que me parece insulsa, pero
quizás sea lindo seguirle el juego por un rato. Mi lista es entonces lo que
pretende ser tierra, pero más que tierra, arcilla y lodo: es la posibilidad de amasar ciertos lenguajes poéticos para
formar figuras y rostros. Mi intención aquí es no dar una sentencia sobre los
mejores libros de poesía publicados en el 2014, por demás soberbia y falaz
(como si alguien pudiera leer todo lo que se ha publicado desde enero a
diciembre incluso en un solo rubro). Un año no basta para leer ciertos libros, tenemos entonces que ir más allá. Considerar
los publicados en años postreros: ir hasta el 2013 si es preciso. Hay muchos
libros de poesía que aún no han sido asimilados en proporción y justicia,
pagando una larga fila de intereses mezquinos. Esos libros serán mi prioridad y
estrella. Además sólo mencionaré aquí los libros que pude leer en los últimos
dos años y que considero dignos de ser leídos por cualquier persona que le
interese lo que se escribe actualmente en poesía. En este punto también debo
advertir que hay muchos libros interesantes que deseo leer y que por
circunstancias disímiles no he podido hacerlo.
También quiero señalar que mi lista
se centra en libros publicados en México y que desmiente esa idea de que en
México no se lee poesía o no hay buena poesía (por lo menos para leer). Hay
libros increíbles que esperan lectores, pero lamentablemente hay lectores que
sólo consideran estadísticas, mercadotecnia y fortunas editoriales. Esta
situación ocurre un tanto con la llamada Alt Lit, que opera a través de un
agenciamiento capitalístico donde el internet y la virtualidad se presentan
como convenciones sobre lo que debe considerarse un nuevo escritor. Se trata de
un apoderamiento hipster que viene desde los Estados Unidos haciendo eco en las
subjetividades aún colonializadas y geopolitizadas. Entonces deberíamos hacer
varios ajustes. Reacomodar las direcciones de esos mismos movimientos y pensar
más en una “Lat Lit” en vez de “Alt Lit”: Alternative
latin american. Proceder con las mismas letras. Mi lista, en muchos
sentidos, también persigue esta idea.
*
Splendor
de Enrique Verástegui (2.0.1.3. editorial/ Proyecto Literal/
Kodama Cartonera/ La Ratona Cartonera/ Grafógrafo ediciones; 2013). Quizás sea
una de las publicaciones más esperadas en la última década. Este libro reúne la
pentagonía poética de un autor que habla lo mismo de filosofía, matemáticas o
poesía. No es casualidad que este proyecto haya nacido con el nombre de
“Ética”.
*
Pan Paz:
poesías completas de Clemente Padín (Ediciones del Lirio/ UV/
BUAP; 2014). Se trata del trabajo reunido de uno de los autores claves de la
poesía visual en el continente. Más allá de la poesía escrita, el poeta cultiva
varias posibilidades en la imagen desde el concretismo, collage o lenguaje de
programación.
*
La
mancha en el espejo de David Huerta (FCE, 2013) Aquí se reúnen
los libros escritos por el autor de 1972 a 2011. Por su oleaje y versatilidad (del
neobarroco al conversacionalismo; de temas políticos hasta ontológicos), esta
poesía reunida en dos tomos se lee como una hazaña del lenguaje.
*
Inverso de
Julio Inverso (Proyecto Literal; 2013). La poesía de esta autor uruguayo es
estremecedora por su capacidad imaginativa y singularidad. La selección estuvo
a cargo de Manuel Barrios con incorporación de material inédito (poemas,
collages y textos dispersos).
*
Munda,
primera munda de Ámbar Past (2.0.1.3. editorial; 2014). Libro
extraordinario sobre la magia de la palabra y la poesía: conocimiento
herbolario, espiritual y del tiempo de las letras. Además el libro (como
objeto) se completa en una aventura sensorial de imágenes y texturas.
*
Dub-Sar:
La angustia de Gigamesh por la muerte de la escritura de
Nervinson Machado (Aldus/ UANL; 2013). En este libro el autor realiza una
reescritura atípica de El poema de
Gilgamesh como pre-texto para narrar el inicio de la escritura. El drama:
la conciencia del escritor como sujeto dinámico dentro del texto.
*
Transfuga
de Jocelyn Pantoja (LEA; 2014). Aquí la autora desarrolla un
cosmos en marcha donde la palabra es apenas el tamiz de las emociones. El
devenir es potente y vertical dentro de un jardín sensorial que toca todos los
puntos desarrollando personajes entrañables.
*
Zodiaca de
Andrés González (La faunita/ 2.0.1.2. editorial; 2013). Este libro explota las
categorías de lo literario. Historias, memorias, poemas, mapas. Testimonios al
fin de una superficie inédita: un verbo dicho por las niñas en la ternura ante
la fascinación de la vida.
*
Veneno de
Jhonnatan Curiel (Editorial Piedra Cuervo; 2013). El autor desprende aquí un
largo soliloquio que va más allá de cualquier terapia de escritura. A través
del epígrafe de Paracelso, “solo la dosis hace al veneno”, el autor hace un
ejercicio de acumulación y purga. He aquí un video: https://www.youtube.com/watch?v=5T3gSdJ-YQ4
*
Kill
your idols de Mariana Rodríguez Espinoza (UANL; 2013). En este libro
la autora coloca varios personajes que hacen de la frivolidad o, si se quiere,
de la trivialidad un adiestramiento ético-estético: lo pop, lo solemne frente
al ídolo que se admira hasta la muerte.
Además
aquí este pilón de libros que también pueden aparecer o extender la lista
anterior: Canto de mi árbol en el incendio
de Gerardo Grande (Mantarraya; 2014); Raktas
de Javier Payeras (Literal/ Catafixia; 2013); Los diarios sumergidos de Calibán de Ernesto Carrión (2.0.1.3.;
2014); Neo/gn/sys de Emmanuel Vizcaya
(Literal/ Mantarraya; 2014); Taller
Subverso de Giancarlo Huapaya (2.0.1.3.; 2014); Braille para sordos de Balam Rodrigo (FOEM; 2013); San Juan La Esperanza de Wingston
González (Literal; 2013); Hasta aquí de
Hernán Bravo Varela (Almadia; 2014); Sobre
la luz. Poesía militante de Oscar de Pablo (Secretaría de Cultura DF;
2014); Arder la casa de Moisés Vaca
(FETA; 2013).
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